miércoles, 7 de febrero de 2018

Insuficiencias en el prospecto

A mi cuerpo no le gustaron aquellas cápsulas.
A las tres de la noche, me desperté y no volví a dormirme. Había soñado durante treinta y cinco minutos con que el despertador se metería en mi sueño y sonaría el teléfono durante esos interminables treinta y cinco minutos en que estuve durmiendo. A las tres de la noche, ya digo, me desperté. Y no volví a dormir. Me dio tiempo de leer el prospecto una y mil veces, buscando entre líneas el motivo de mi insomnio. No decía nada.
Al final, volví a meterme dentro de mi mente cuando amanecía, sobre las siete y media. No pasaré otra noche igual. Porque lo peor es que yo no puedo dormir cuando hay luz, me pongo en acción, necesito movimiento. Y la veía a ella ahí, a mi mente, diciendo vaya noche me has dado y me entraban ganas de matarla. Así que esta noche me acostaré sin ella, pienso quitármela como los calzoncillos. Dejaré de soñar que me despierto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Pon tu voz