Todos
tenemos pelos en el culo, me dice
a lo que
yo le contesto que claro,
lo que
importa es que no nos lleguen a la cabeza.
Estoy
calva desde hace tanto tiempo...
suspira
su voz
enfadada,
yo me digo
debo contenerme.
Debes
contenerte, me digo
y por eso
no le explico que no me refería a eso.
Seguro que
de habérselo explicado
se me
habría enfadado todavía más.
Me retiro
el flequillo de encima de los ojos.
Este
gesto mío le hace llorar.
En realidad nadie quiere ser calvo...¿no crees? :)
ResponderEliminarNo me extraña...
EliminarBueno, la cosa no iba por ahí :), sólo alguna suerte de metáfora o simbolización, fruto de la experiencia... a mí tampoco me extraña, claro. Un abrazo, gracias
EliminarMe gustó descubrirlo..
ResponderEliminar:)
A mí también, gracias silvia
EliminarLa verdad, sorprendentemente desagradable.
ResponderEliminarCariños,
Nená
Tal cual, querido fárrago, tal cual. Un beso
EliminarHa sido sorprendentemente triste y conmovedor pese a lo escatológico (bueno, no estoy utilizando correctamente la palabra, pero creo que se entiende). Ese sencillo final, tan lleno de un significado que yace bajo tal simple gesto, parece cargado de emoción, de muchas cosas que el lector no comprende, pero que le permite intuir que hay algo muy profundo y complejo detrás. Me gustan esas cosas. Obviamente, choca un poco con el principio... pero una conversación triste entre dos personas no tiene por qué estar exenta de absurdeces y/o cosas desagradables. Tal es la esencia de la tragicomedia de la vida.
ResponderEliminarGracias Fénix, me gusta cómo dejas ver tu lectura en tu comentario. La vida, tragicómica, no sé... a mí siempre me ha costado ver ese doble juego, más bien la vida me parece vida, variada vida. Será por cómo me la tomo yo, sin duda. Un abrazo y gracias
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